Latinoamérica tiene la
prevalencia más alta de enfermedades crónicas no transmisibles en comparación
con otras regiones del mundo, condiciones que son prevenibles a través de
medidas de autocuidado de la salud y los estilos de vida saludables.
Se estima que alrededor
del 57% de la población adulta de la región (302 millones de habitantes) tiene
sobrepeso y el 19% (100.8 millones de personas) padece obesidad. Estas condiciones
favorecen el desarrollo de enfermedades crónicas que representan inversiones
millonarias de los sistemas de salud para su tratamiento. Además, causan el 30%
de mortalidad en la región por enfermedad cardiovascular, diabetes,
hipertensión y enfermedad renal crónica.
Panamá no escapa de
estas tendencias. Según datos de la Encuesta Nacional de Salud de 2019, la
obesidad en mayores de 18 años se ha estimado en más de 1 de cada 3 adultos, y
de cada 10 personas, 7 sufren de sobrepeso y obesidad. Seis de cada diez
personas de 20 años o más presentan adiposidad abdominal. A nivel nacional, 8
de cada 10 embarazadas presenta malnutrición y de éstas, 7 tienen un exceso de
peso.
También se estima que,
a nivel nacional, el 42.3% o sea 1,101,215 personas de 18 años o más presentan
hipertensión arterial y la prevalencia de diabetes en personas de 15 años y más
es de 14.4%.
Las enfermedades
isquémicas, cerebrovasculares y circulatorias fueron la primera causa de muerte
en el país, en el periodo de 2001 a 2019.
Debido al impacto que
tienen en la salud y la calidad de vida de la población, la nutrición y la
alimentación, así como las enfermedades crónicas no transmisibles, estos temas
han sido priorizados en la “Agenda Nacional de Investigación para la Salud Panamá
2016-2025”, para generar políticas públicas dirigidas al logro de los objetivos
sanitarios nacionales y regionales.
Por otro lado, en el
año 2019, el resfriado común fue la causa de morbilidad más diagnosticada en
instalaciones del Ministerio de Salud, seguido de la gastroenteritis y colitis
de origen no especificado, la hipertensión esencial primaria y la obesidad.
En este contexto, el
autocuidado, definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “la
capacidad de las personas, las familias y las comunidades para promover la
salud, prevenir enfermedades, mantener la salud y afrontar enfermedades o
discapacidades con o sin ayuda de un proveedor médico” ,
es cada vez más relevante en Panamá y en toda América Latina, especialmente a
partir de la pandemia de Covid-19.
El 24 de julio
de cada año se conmemora el Día Internacional del Autocuidado de la Salud,
una estrategia que aporta significativos beneficios económicos y sociales para
las personas, las comunidades y los sistemas de salud, además de contribuir con
el objetivo de lograr acceso universal a la salud.
Cifras de la región
Según un estudio realizado por la Asociación Latinoamericana de
Autocuidado Responsable (ILAR) en el año 2021, sobre el Impacto de Covid-19 en
las prácticas de Autocuidado en América Latina, el autocuidado demostró ser
sumamente relevante para mantener la salud de las personas, hacer frente a
enfermedades y síntomas leves y aliviar la carga en los sistemas de atención de
salud.
El 73% de las personas encuestadas implementó medidas preventivas como
la alimentación saludable y actividad física, y un 49% recurrió al uso de
productos de autocuidado, como los medicamentos de venta libre (MVL), para
tratar los síntomas de condiciones no graves y controlar condiciones crónicas.
Los productos de autocuidado son la primera línea de defensa
confiable para proveedores de atención médica y pacientes. El estudio mostró que para el 91%
de los latinoamericanos fue fácil acceder a MVL sin la recomendación de un
profesional de la salud. En promedio, 86% afirmó que había suficiente
disponibilidad de opciones para estos productos durante la pandemia.
El acceso a información y productos de salud sin tener que movilizarse
o consultar a un médico, fue una necesidad primordial y se reflejó en un
crecimiento en el uso de canales digitales para consulta y compra de productos
de autocuidado. Como referencia el 30% de los encuestados indicó realizar al
menos una compra de productos de autocuidado de manera virtual, un número que
representa un crecimiento de hasta 10 veces más con respecto a la última
encuesta del 2019 para este canal de compra.
Los resultados del
estudio ponen en evidencia que la alfabetización en salud y las tecnologías de
la comunicación son fundamentales y necesarias para que las personas cuiden de
su propia salud y estén informados. Adicional a esto, se requiere la
disponibilidad a más productos y servicios de salud para seguir extendiendo el
autocuidado y aprovechar al máximo sus beneficios sociales y económicos.
Este año, la
Federación Internacional de Autocuidado (GSCF, por sus siglas en inglés) y de
la cual ILAR es miembro, presenta el primer Estudio Global “El Valor Social y
Económico del Autocuidado” con datos que permiten conocer el impacto actual del
autocuidado a nivel global y regional, incluyendo 155 países. Este estudio
resalta su importancia como práctica para la salud de las personas y para la
sostenibilidad económica de los sistemas de atención médica.
“Los
resultados del estudio global demuestran claramente los beneficios del
autocuidado para las personas, los profesionales de salud y servicios de salud
pública. El hacer del autocuidado una parte integral de los sistemas nacionales
representa una valiosa contribución para alcanzar la Cobertura Universal de
Salud y el acceso a servicios de calidad, dos objetivos fundamentales definidos
como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas”
dijo Judy Stenmark, directora general de la GSCF.
El estudio global de la GSCF establece tres conceptos de autocuidado, que
desde la perspectiva global, responden a las diferencias en los estándares
económicos, la infraestructura de atención de salud y las necesidades de las
personas:
1.
“Autocuidado como primera opción de tratamiento”. La
práctica del autocuidado como primera línea de acción de tratamiento.
2.
“Autocuidado como única opción tratamiento”.
Establece al autocuidado como única opción y en lugar de no hacer nada.
3.
“Autocuidado como medida de prevención”. Determinado
por comportamientos proactivos y
buenos hábitos para cuidar de la salud y prevenir enfermedades.
Los resultados de este estudio para América Latina estiman que los
ahorros potenciales generados por el autocuidado representan US$ 7.2 mil
millones para los servicios de salud y atención, además de:
o 122 millones
de horas productivas para los profesionales de salud economizadas.
o 869 millones
de horas economizadas para los pacientes, tiempo que de otra forma sería
invertido en transporte y consultas médicas.
o 2,552 millones
de días productivos ganados por
los pacientes al disminuir la duración o severidad de síntomas por
enfermedades simples y no graves gestionadas con productos de autocuidado.
Conclusiones
“Los estudios aportan
una clara evidencia que la alfabetización en salud y las tecnologías de la
comunicación son fundamentales y necesarias para que las personas cuiden su
salud responsablemente”, indicó Thompson, quién además comparte 4
recomendaciones planteadas por ILAR para extender la adopción del autocuidado
en nuestra región y aprovechar todo su potencial:
1.
Contar con el apoyo de los
profesionales de la salud (médicos, farmacéuticos, enfermeros y nutricionistas,
entre otros) para ampliar el conocimiento y la responsabilidad de todo el
equipo de atención sobre las prácticas de autocuidado. Se propone que los planes de estudio de
profesionales de la salud en América Latina aborden el autocuidado e incluyan
indicadores de éxito medibles.
2.
Empoderar a los individuos sobre
su propia salud a través de mecanismos que fomenten una sólida alfabetización
en salud, además de generar mayor disponibilidad y acceso a la información de
los productos de autocuidado.
En el estudio
de ILAR sobre el impacto de Covid-19 más
de la mitad de los encuestados (52%) afirmó que no tiene el nivel de conocimiento
adecuado para tomar acciones de autocuidado con confianza. El consumo responsable y seguro de productos
de autocuidado requiere que el usuario esté bien informado, sin embargo, el 91%
de los encuestados en Latinoamérica declara que les gustaría recibir más
información para tener un mejor cuidado de su salud y autogestionar condiciones
simples y no graves y 94% considera importante consultar Internet para obtener
información sobre sus productos, además de leer la etiqueta.
La
integración de tecnología y herramientas de comunicación, como los códigos de
respuesta rápida (QR por sus siglas en inglés), pueden ser útiles para cerrar
las brechas actuales y empoderar a la población.
3.
Que los tomadores de decisiones
incluyan el autocuidado como una estrategia esencial de salud. Las agendas
gubernamentales y de políticas públicas en América Latina deben resaltar la
importancia que los productos de autocuidado tienen para los sistemas de salud,
facilitando canales de acceso para los individuos, así como también asegurando
las herramientas de información necesarias para autogestionar condiciones
simples y no graves.
Como
parte de la estrategia general de salud, el autocuidado puede prevenir la
pérdida de 2,552 millones de días productivos anualmente en América Latina,
impactando directamente en el PIB de la región.
4.
Crear un entorno regulatorio que
favorezca la adopción del autocuidado en América Latina. Para que todas estas
condiciones se den de manera óptima es necesaria una mayor cooperación técnica
y científica entre las agencias reguladoras. La aplicación de procesos de
reliance y de estandarización de requisitos para la ampliación y el acceso
seguro a productos de autocuidado son herramientas esenciales para lograr estos
objetivos.
Por
ejemplo, la aplicación de reliance por varias Agencias Regulatorias en el mundo
ha demostrado la reducción significativa en los tiempos de evaluación y
aprobación de nuevos medicamentos en un 40 % (en promedio) en comparación con
los procedimientos nacionales más rápidos.
Es indudable
el valor económico y social del autocuidado para América Latina y cómo este, a
través del uso de productos de autocuidado como primera o única alternativa de
tratamiento, puede impulsar el acceso a la salud en beneficio de las personas,
los países y la sociedad en general.
WHO collaborative registration procedure using stringent regulatory
authorities’ medicine evaluation: reliance in action? (tandfonline.com)