El Carnaval
de Barranquilla cumple este año nueve años de haber sido declarado por la
Unesco como Obra Maestra del Patrimonio Oral e inmaterial de la humanidad
en 2003. La fiesta representa la mezcla de culturas que se desarrollaron
en el Caribe luego de la conquista de los españoles, de ahí las tradicionales
danzas, cumbiambas, letanías, comedias, comparsas y disfraces que se podrán
apreciar entre el 18 y el 21 de febrero.
Su origen remoto está en la carnavalesca medieval proveniente del viejo mundo traída por los españoles a América, aunque sus antecedentes más cercanos se pueden identificar en las fiestas populares de los cabildos negros de Cartagena durante la dominación española.
Esas herencias de las máscaras burlescas y los disfraces se potenciaron y enriquecieron a lo largo y ancho de la región caribeña colombiana, debido a los intercambios creativos y los aportes rituales, rítmicos y danzarios de las negritudes venidas de África con las tradiciones rituales de las comunidades indígenas que habitaban la zona.
La fiesta comienza mucho antes. El sábado más cerca al 20 de enero los barranquilleros dan inicio al carnaval con la lectura del bando público por parte de la reina de las fiestas, desde ese día el ambiente fiestero va creciendo y se esparce por las calles, esquinas, clubes sociales, plazas y parques, solo termina en la madrugada del miércoles de ceniza.
El carnaval desde sus orígenes es un hecho urbano, un alto en la cotidianidad en donde los roles sociales se transforman y quedan en función de la fiesta, al final la celebración se convierte en un ritual en donde se renuevan los propósitos para una vida nueva, todo esto enmarcado en la alegría y la convivencia pacífica.
El Carnaval se destaca por la puesta en escena de rasgos culturales que poco a poco se fueron instalando luego del proceso de colonización europea, en términos de música las danzas de la Cumbia, el Garabato, el Paloteo y los Diablos arlequines, son el mejor ejemplo de la herencia española, por el lado africano se destacan los bailes de El Congo y el Son de Negro con toda fuerza corporal representada a través del baile.
Otras danzas como los Coyongos, los indios de Trenza y el Caimán, son representaciones evidentes de la herencia indígena.
En este espacio escénico también interactúan máscaras de animales y de figuras antropomórficas con imágenes de disfraces urbanos calcados de la tradición griega de la mascarada, los cuales reflejan los hechos políticos más significativos de la vida local y nacional, incluso se ven representaciones de la cultura popular con personajes de la televisión y el cine.
Es precisamente en esa coexistencia cultural de expresiones folclóricas y representaciones modernas, en donde el Carnaval de Barranquilla construye su particularidad como hecho antropológico propicio para la puesta en escena temporal, la validez social y el reconocimiento.
“Quien lo vive es quien lo goza”, reza el eslogan de esta fiesta viva que reivindica la libertad, porque solo quien lo vive y se lo goza sabe cuál es el verdadero significado del Carnaval de Barranquilla, memorias que quedarán para siempre en las mentes de los que tienen la oportunidad de vivirlo.
Ruta Carnavelera
Su origen remoto está en la carnavalesca medieval proveniente del viejo mundo traída por los españoles a América, aunque sus antecedentes más cercanos se pueden identificar en las fiestas populares de los cabildos negros de Cartagena durante la dominación española.
Esas herencias de las máscaras burlescas y los disfraces se potenciaron y enriquecieron a lo largo y ancho de la región caribeña colombiana, debido a los intercambios creativos y los aportes rituales, rítmicos y danzarios de las negritudes venidas de África con las tradiciones rituales de las comunidades indígenas que habitaban la zona.
La fiesta comienza mucho antes. El sábado más cerca al 20 de enero los barranquilleros dan inicio al carnaval con la lectura del bando público por parte de la reina de las fiestas, desde ese día el ambiente fiestero va creciendo y se esparce por las calles, esquinas, clubes sociales, plazas y parques, solo termina en la madrugada del miércoles de ceniza.
El carnaval desde sus orígenes es un hecho urbano, un alto en la cotidianidad en donde los roles sociales se transforman y quedan en función de la fiesta, al final la celebración se convierte en un ritual en donde se renuevan los propósitos para una vida nueva, todo esto enmarcado en la alegría y la convivencia pacífica.
El Carnaval se destaca por la puesta en escena de rasgos culturales que poco a poco se fueron instalando luego del proceso de colonización europea, en términos de música las danzas de la Cumbia, el Garabato, el Paloteo y los Diablos arlequines, son el mejor ejemplo de la herencia española, por el lado africano se destacan los bailes de El Congo y el Son de Negro con toda fuerza corporal representada a través del baile.
Otras danzas como los Coyongos, los indios de Trenza y el Caimán, son representaciones evidentes de la herencia indígena.
En este espacio escénico también interactúan máscaras de animales y de figuras antropomórficas con imágenes de disfraces urbanos calcados de la tradición griega de la mascarada, los cuales reflejan los hechos políticos más significativos de la vida local y nacional, incluso se ven representaciones de la cultura popular con personajes de la televisión y el cine.
Es precisamente en esa coexistencia cultural de expresiones folclóricas y representaciones modernas, en donde el Carnaval de Barranquilla construye su particularidad como hecho antropológico propicio para la puesta en escena temporal, la validez social y el reconocimiento.
“Quien lo vive es quien lo goza”, reza el eslogan de esta fiesta viva que reivindica la libertad, porque solo quien lo vive y se lo goza sabe cuál es el verdadero significado del Carnaval de Barranquilla, memorias que quedarán para siempre en las mentes de los que tienen la oportunidad de vivirlo.
Ruta Carnavelera
Casa
de Carnaval: Ubicada en
el tradicional barrio Abajo, sector carnavalero por excelencia, es una hermosa
casona construida en 1929 con un patio interior que conserva el estilo
colonial y mágico del Caribe. En el año 1998 fue remodelada conservando la
arquitectura de la época de los años 30. En el año 2000 es inaugurada y se
convierte en sede de la Fundación Carnaval de Barranquilla, ente organizador
de las fiestas, y en permanente espacio de talleres y reuniones de los grupos
folclóricos.
Tienda del Carnaval: Localizada en la Casa del Carnaval esta tienda hace parte del programa “Carnaval hecho a mano”, el cual fomenta la elaboración de artesanías tradicionales inspiradas en las danzas, bailes y disfraces de la fiesta, con diseños modernos y exclusivos elaborados por maestros artesanos del Atlántico. Tiene como propósito salvar las técnicas ancestrales de las artesanías carnavaleras y mejorar la calidad de vida de los que hacen posible el evento anualmente.
Tienda del Carnaval: Localizada en la Casa del Carnaval esta tienda hace parte del programa “Carnaval hecho a mano”, el cual fomenta la elaboración de artesanías tradicionales inspiradas en las danzas, bailes y disfraces de la fiesta, con diseños modernos y exclusivos elaborados por maestros artesanos del Atlántico. Tiene como propósito salvar las técnicas ancestrales de las artesanías carnavaleras y mejorar la calidad de vida de los que hacen posible el evento anualmente.
Sala del Carnaval “Elsa Caridi”: Es un espacio interactivo para conocer y disfrutar a través de una experiencia sensorial y didáctica las manifestaciones culturales más representativas del Carnaval de Barranquilla. Su diseño contemporáneo está basado en la recopilación de la memoria documental, fotográfica y audiovisual de esta celebración y es la semilla del proyecto del Museo del Carnaval. Está ubicada en el interior de la Casa del Carnaval ya reseñada.
Casa Museo El Torito: Localizada en el barrio San Roque, parte del centro de la ciudad, la casa es también la sede permanente de la Danza del Torito, la más antigua y tradicional del Carnaval de Barranquilla. Esta danza nació en 1878 y hoy es liderada, en su tercera generación, por Alfonso Fontalvo Torres, nieto del fundador Elías Fontalvo. En ella se puede apreciar un universo de fotografías, documentos centenarios, reconocimientos y artículos periodísticos, el tambor alegre con el que se fundó la danza, la primera máscara de toro utilizada y la espada que usó el abuelo Elías en la Guerra de los Mil Días.
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