Impulsados por el éxito rotundo y sensacional que
tuvimos en Tauro, Concepción y yo decidimos visitar este hermoso bistró
oriental, también ubicado en el piso AS1 del Hard Rock Hotel Panamá
Megápolis.
Más que un bistró, es un gran resturante de gran
elegancia oriental que ofrece varios diferentes ambientes, acorde al magnífico
concepto de los restaurantes que pertenecen a la mega-marca Hard Rock.
Nosotros habíamos reservado con días de
anticipación (es recomendable reservar), y al llegar nos hicieron sentir que
genuinamente nos estaban esperando. Nos
presentamos ante una elegante anfitriona a la entrada del suntuoso recinto, y
al pronunciar mi nombre vi aparecer ante nosotros a Don Rafael Guillén, Gerente
muy atento del hermoso restaurante. No
cabe duda de que Hard Rock ha hecho mucho énfasis, y probablemente invertido
importantes recursos en asegurar la oferta del más atento y profesional
servicio posible. Este notable elemento
los hace ser certeramente distinguidos entre muchos otros resturantes de
Panamá, y es una de las cosas que nos hizo regresar aquí a cenar.
El propio Gerente nos introdujo de manera muy
entusiasta a su gran comedor, ofreciendonos los diferentes subambientes; todos
muy apeteciblemente refinados y acogedores.
Una vez cómodamente ubicados en nuestra mesa, comenzó la diversión. ¡Hasta este momento nos sentíamos Concha y yo
como celebridades!
|
Mesas Tatami |
|
Cómodo y acogedor comedor principal |
Uno de los ambientes ofrecidos al entrar es el de
los círculos tatami; concepto japonés que te hace sentir verdaderamente
oriental e íntimo. Nosotros elegimos
sentarnos en un ala del comedor principal; no obstante, prometemos volver con
amigos para sentarnos en el divertido estilo que corresponde.
Dos atributos importantes de este hermoso lugar
son: el Sake Bar, de donde provienen los cocteles y especializadas bebidas
calientes y frías, preparadas minuciosamente por el barista experto. Y como en todo legítimo resto-bar oriental;
requisito indispensable no puede faltar la barra de sushi o raw bar.
|
Sake Bar |
|
Sushi y Raw Bar |
Como de costumbre, pedimos poder leer la carta de
vinos. Al tiempo que ésta llegaba,
nuestro amable server nos trajo la
tetera japonesa calientita y rebosante de delicioso té verde.
Evidentemente es fascinante para mi revisar la
lista de vinos. Debo recalcar inmediatamente
que el primer vino de la lista es uno de los más recomendados para disfrutar
con comida oriental: de Argentina, el Rutini Gewürztraminer (se pronuncia
"gue-vertz-traminer"). Otras cuatro buenas opciones complementan la
sección de vinos argentinos. Cuatro son
las opciones chilenas, incluyendo el cremoso y completo Montes Alpha
Chardonnay. España es representado en la
lista por seis muy buenas opciones; cuando no por la variedad gallega y
estilizada Albariño, por la redonda y borgoñesa Chardonnay. Francia, Italia y Australia están en la
lista; mas debo enfatizar también el Blue Fish Sweer Riesling, de
Alemania. Cinco vinos espumantes y siete
Champañas le dan continuación a la apetitosa lista, incluyendo el Prestige Cuvée Dom Perignon Rose, para
ocasiones importantes o el uso de la cuenta corporativa, listado a $1,200 la
botella. Los vinos tintos también están
presentes; 14 argentinos, 12 chilenos, 12 españoles, 1 francés, dos italianos,
tres californianos, tres australianos y un alemán.
El Gerente Rafael Guillén visitó nuestra mesa
nuevamente para ofrecernos un plato surtido del sushi bar. Se nos hizo agua la boca al tiempo en que
asentíamos decididamente ante la oferta.
Minutos después, llegó a la mesa una hermosa bandeja que contenía sashimi
de cojinúa, de pulpo, de atún, y de salmón; todo deliciosamente fresco y acompañado de gengibre encurtido, wasabi
y lima. Dos rollos complementaban la
bandeja; el Samurai y el Especial del Chef, que contenía soft shell crab por arriba.
Decidimos acompañar esta lujosa bandeja con una
jarrita de sake Hana Lychee, servido ligeramente frío. Este vino se presentó muy exótico en nariz,
con aromas a talco de bebé y jabón de baño fino. Preciosa la armonía en este vino, entre su
suave estructura y su delicado dulzor. Su
paso por boca es suave, pausado, meditativo y relajante al paladar. Tiene su final con notas a flor de saúco y
sutil lichi que perdura al menos 30 segundos.
|
Salsa de soya. La tetera detrás |
|
Plato surtido desde el Sushi Bar |
Pausa y seguimos.
Decidimos probar el ceviche de la casa.
Es una bella composición de finos cortes de percado blanco muy fresco, lascas
de platanito, porción de puré de camote, ensaladilla de microhierba y tomate
cereza, cebolla morada, camarones; todo colocado sobre leche de tigre. La acidez del ceviche saca a relucir el
dulzor del sake, escondiendo o venciendo toda su delicada estructura. Es una sensación muy agradable, pero no
contentos con eso, decidimos probar la majestuosidad de este ceviche contra un
Chateau Ste. Michelle Riesling de Columbia Valley (Estado de Washington),
cosecha de 2011.
Al igual que Tauro, el resturante Soy hace muy buen
servicio del vino, a la temperatura correcta, en copas apropiadas que en este
caso muestran bellamente el tenue color dorado de este vino, que además deja
brillantes reflejos verduzcos. El vino
ofreció un bouquet exótico, con aromas a hierbabuena y notas secundarias a
azúcar quemado y caucho. Su desempeño en
el paladar va en ordenado incremento, en intensidad de sabores, desde un
comienzo cítrico a limón chino, hacia hermosas notas minerales y brillante
acidez. Su final es ligeramente dulce,
lo que hace este vino ser un compañero fenomenal para los platos orientales. Muestra un toque a miel y whiskey en su final
de mediano a buen largo.
|
Fusion Ceviche |
El menú de Soy es muy interesante de examinar. Recomiendo que a la hora de elegir, lean esta
carta de platos con calma, y pidan ayuda al mesero, y hasta
recomendaciones. El servicio es
extremadamente gentil y dispuesto a ayudar.
Las entradas son nueve, que incluyen el apetitoso
Spicy Lobster Tempura, Crab Fritters, y Wrapped Scallops. Nosotros nos fuimos por el Fusion Ceviche,
pero prometemos regresar por los aquí mencionados.
Otras entradas o platos compartibles están listados
bajo el título Sushi Bar Specials.
Carpaccios, Tiraditos y Tartar; son cinco las ofertas para quienes nos
gusta el inigualable frescor del pescado crudo o ahumado.
No hemos terminado con las entradas; hay
Tempuras. De Langostino, de Conchuelas,
de Calamar, de Mariscos, de Cangrejo de caparazón suave, de Vegetales Variados,
y todos servidos con salsa Tentsuyu.
Siguen en el menú cinco opciones de ensalada, y dos
de sopa.
Continúa el menú bajo el título: Rolls & Hand
Rolls. Esta sección está sub-dividida en
Makis & Temakis, Sushi Nigiri, Rollos Especiales, y Sashimi. Por eso recomiendo mirar esta carta con
calma.
Nosotros nos decidimos por el
Volcano Roll, que está listado bajo el subtítulo de Rollos Especiales. Es un
rollo que contiene langosta tempura, queso crema, cebollina, lechuga, atún y
aguacate, delicadamente flambeado, y colocado sobre salsa de langosta thermidor
y hash de hongos; muy delicioso.
|
Volcano Roll |
|
Duck Breast |
|
Shrimp Pad Thai |
La lista de Platos Fuertes es igual de compleja e
interesante. Ofrece unas dieciséis
opciones que van desde el arroz frito, los fideos y vegetales, pasando por los
diferentes cortes de carne; las aves, costillas de cerdo, hasta llegar a los
pescados y mariscos.
Nosotros optamos por el Duck Breast y el Shrimp Pad
Thai. El primero consiste en rebanadas
de tierna carne de pechuga de pato (Magret de Pato), acompañado de algodón de
azúcar, salsa a base de tamarindo y cardamomo, y humus de garbanzo con tahini
(pasta de semilla de sésamo) y almendras.
El Pad Thai es suculentamente preparado con leche de coco, nam pla
(salsa de pescado), tofu, maní, albahaca, curry y también los crutones de
plátano.
Finalmente vino la hora del postre. Como se imaginarán, Concha y yo estábamos
repletos pero casi satisfechos. Había
que mirar los postres, y Concha me hizo la salvedad de que debía ser el más light de todos. La carta ofrece: Peanut Butter Spring Rolls,
Passion Fruit Curd, Green Tea Créme Brûleé, Coconut & Mango Tapioca, Banana
Cheesecake, y Fruit Platter. Continúa
además con una lista de helados y sorbetos.
Nuestro amable server sugirió
que probaramos el Banana Cheesecake.
Evidentemente que esa opción no cabía dentro se los parámetros establecidos
por mi señora. Luego, el mesero muy
entusiastamente trató de convencernos de que debíamos probar el Créme
Brûleé. Nos fascinó su energía y cariño
al insistir, pero tuvimos que optar por la copa de helado de té verde. Simple, pero qué buena opción, dejenme
contarles. Es un helado delicadamente
exótico, con complejidad de sabores y escencia anuezada. Viene con dos galletitas de ajonjolí, y
pudimos experimentar que este helado marida muy bien con el poquito de sake que
aun quedaba en nuestra mesa.
En fin, fue una experiencia enormemente grata para
nosotros cenar en este fascinante restaurante oriental del Hard Rock Hotel
Panamá Megápolis. Nos sentimos muy
agradecidos por la apreciable atención, realmente magnífica, por parte del
Gerente de Soy, del amable mesero, y por supuesto, por las obras de la cocina,
artísticas y deliciosas, que presentaron para nosotros. Salimos con muchísimas ganas de regresar muy
pronto.
|
Helado de Té Verde |