Espiritualidad, virtud y elemento indispensable de la condición humana. Al acercarnos a la Semana Santa, decido escribir sobre este importante valor humano.
Existen cuatro planos dentro de la condición humana, que son espiritual, intelectual, emocional, y físico. Los cuatro son importantes y deben ser mantenidos en "buena forma" para lograr ser un individuo integral, equilibrado y sano.
De estos cuatro elementos, el superior es el espiritual. Extrañamente, la mayoría de los seres humanos nos preocupamos menos por mejorar este plano, y nos concentramos mucho más por mantener y desarrollar el más inferior de los cuatro, que es el físico.
En el componente espiritual de nuestro ser existe la fe. Visualicemos que la fe, por razones obvias, está por encima de nuestro intelecto (y conocimiento), por encima de nuestros sentimientos, y definitivamente trasciende más allá de nuestros cinco sentidos. La fe nos acompaña hasta el último instante de nuestra existencia terrenal; hasta donde el físico, el emocional y el intelecto cesan de existir (tal vez en ese orden).
Nuestra espiritualidad es terreno donde nuestras creencias religiosas echan raices. Al practicar nuestra religión, ejercitamos y fortalecemos nuestra ánima y nuestro plano espiritual. Llamémosle a esto nuestra "salud o bienestar espiritual", de la misma manera en que gozamos de "salud física", y también psíquica y emocional.
Pero para nosotros los católicos, la espiritualidad es mucho más que las prácticas y las creencias religiosas; es el plano en que se comunica nuestro espíritu y el espíritu de Dios, o Espíritu Santo. En él recibimos los dones y los sacramentos. Dentro de esa comunicación existen varios "sub-planos" -si podemos llamarlos asi- que funcionan muy parecido a los misterios del Rosario. Son como frecuencias de radio, a las cuales uno "sintoniza". Y son: experiencias gozosas, luminosas, dolorosas y gloriosas. En Semana Santa meditamos y experimentamos el dolor en nuestro espíritu.
De la espiritualidad como virtud cultivada por el individuo se ramifican otros valores, virtudes y conductas, como son la bondad, la caridad, la hermandad, la tolerancia y hasta la honestidad, la paz y la sinceridad. Nuestra vida sexual, a pesar de ser algo tan perteneciente al plano físico, es tambien emocional, intelectual, y espiritual; sobretodo cuando es realizado por la pareja a conciencia, y con mutuo y sagrado sentido de "común-unión", amor y pasión. Esto se consideraría una experiencia espiritual de carácter gozoso. Se goza en el amor.
En fin, el espíritu es dinámico, flexible, y trascendental. Se puede considerar que quienes alcanzaron la santidad en vida fueron campeones de la espiritualidad. También el arte puede tener alto contenido espiritual, por su nivel de inspiración, y el mensaje que pueda contener, lo que demuestra que no solo los religiosos son personas muy espirituales. Esta es una maravillosa virtud humana, que algunos desarrollamos y otros no. En Semana Santa los invito a meditar, a orar, a practicar penitencia y humildad, a contemplar los misterios de la Pascua de Resurrección, y a interiorizarnos, como ejercicios para el desarrollo espiritual.
Hay que recordar que lo contrario y lo opuesto a la espiritualidad es el materialismo. Los regímenes totalitarios, en particular el socialismo soviético se han caracterizado por disminuir o prácticamente anular la espiritualidad del individuo. Por otro lado, el capitalismo ultra derecha es un sistema altamente materialista.
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