No se a ustedes, pero a mi me duele mucho ver a mi ciudad pasar tantas vicisitudes con el tema del agua. Duele por múltiples razones; muy probablemente mucho más allá de lo que el ojo de uno puede ver. Este tema me recuerda a una película que vi en 2010, que se llama “The Book of Eli”.
El filme protagonizado por Denzel Washington, Gary Oldman, Mila Kunis, y Jennifer Beals, te transporta a un escenario post-apocalíptico que presenta planteamientos humanos y éticos muy fuertes e interesantes.
Es la vida 30 años después de los sucesos del Armagedón, en un mundo gris, tétrico, lúgubre y deshumanizado completamente, en el que lo que queda de la raza humana, lucha contra sí misma para sobrevivir. Es un drama fuerte y dificil de asimilar, pero en el filme, planteado de manera muy real. Lo que queda es un ambiente no solo deshumanizado sino tambien desdeizado, en el que impera la ley del más fuerte.
Al evento apocalíptico, en la película le llaman “el flash”. Después del flash, la gente usa unas gafas oscuras que protegen la vista contra el tipo de rayos que existen en la luz del día. Es un planteamiento claro en este filme que, en “la vida anterior”, la gente derrochaba y despilfarraba lo que en el momento actual (en la película) es vital y escasea. Uno de esos elemento, y tal vez el más codiciado, es el agua. Sin agua simplemente no hay vida; y en los arbores en los que se desarrolla esta historia, existe muy, muy poca agua; situación que nos hace a los expectadores mucho pensar.
Sin embargo, existe dentro de esta trama otro elemento valioso, poderoso y codiciado: El Libro que Eli (Denzel Washington) posee. Muy básicamente, el Libro representa la sabiduría. Es el último y único libro impreso en existencia. Es buscado por hombres con poder. En el otro lado de la moneda, vamos poco a poco descubriendo que el Libro se trata de las Sagradas Escrituras; el Libro que es fuente de espiritualidad y posee las Divinas Enseñanzas. Este libro persevera dentro de esta nueva era, y asume su rol dentro de este “nuevo” orden de cosas, y se hace evidente que es protegido por las fuerzas del bien. El Libro representa el verdadero poder, y protección contra las fuerzas del caos y el mal (que ahora está en todas partes). No existen libros en el nuevo mundo, dado que todos fueron destruídos durante la guerra. Las Escrituras fueron vistas como el verdadero motivo de la guerra en primer lugar. El único libro que ahora existe es el de Eli. Se dice que la guerra era un inmenso hueco en el cielo. A través de ese agujero, el sol penetró y quemó todo. A todo y a todos. Al comienzo, los pocos que tuvieron el privilegio de sobrevivir, tuvieron que hacerlo viviendo bajo tierra.
El tema se desarrolla de manera muy entretenida, y tiene un desenlace muy filosófico, teológico e interesante. “En el comienzo, Dios creó el cielo y la tierra, y la tierra estaba sin forma, y vacia; y la oscuridad moraba sobre la superficie de lo profundo. Y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. Y Dios dijo, Hágase la luz: y hubo luz.”
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