Noviembre es el mes de la Patria en Panamá, y por
eso dedico este espacio al valor Patriotismo. Existen tres valores básicos y
elementales que idealmente nutren al individuo y a su psique del sano concepto
de la seguridad indispensable. Son: Dios, Patria y familia. Imagina
por un instante, como persona, carecer de uno de estos tres elementos. Es
muy duro. Los primeros dos son puntos de convergencia. El tercero
también lo es,
pero a un Dios convergen un inmenso número de seres,
asi como a las diferentes Patrias convergen cierto grupo muy plural de
personas. Existe una relación mutuamente existente entre la Patria y
sus nacionales; es decir, los compatriotas de una nación son
uno de los elementos de la Patria, y sin ellos no existiría tal
concepto de Patria. A ellos los unen elementos naturales de afinidad e
identidad nacional que normalmente se representan de manera física a
través de
unos símbolos patrios. Pero en realidad estos elementos
son virtuales, sublimes, psicológicos y trascendentales, y en la persona se
manifiestan a través de un sentimiento, una conducta y una virtud llamada
Patriotismo.
Si han leido mis anotaciones
anteriores en esta Serie, sobre otras virtudes y valores, recordarán que
estas existen en cada persona en mayor o menor medida. El patriotismo no
es excepción. Las personas que gozan de este valor de manera
abundante son muy capaces de ofrecer hasta su vida por el honor y la preservación de la
Patria. En restrospecto, las personas que poseen pocos escrúpulos,
bajos valores morales y humanos, y que además tienen poco patriotismo a menudo
ensucian y denigran a su Patria, e interponen sus intereses personales por
encima de los de su Patria todo el tiempo. Es muy triste pensar que
muchos de esos inescrupulosos son precisamente quienes algún día llegan
a dirigir los destinos de su Patria, y por supuesto que lo hacen terrible y
penosamente mal. En lugar de servir a la Patria, ocupan esa posición de
ventaja para servirse de ella. En la historia, en algunos paises, esas
personas han sido ejecutadas de manera pública por los
compatriotas.
Pero que rico es entender estos
conceptos y poseer el valor patriótico, y algún día tener
el honor y el privilegio de poder demostrarlo. A la Patria se le trata
con amor, reverencia y respeto. Los símbolos
patrios no son tres ni cuatro; son múltiples.
El Presidente de gobierno es uno de esos símbolos.
También lo son la soberanía, el territorio
geográfico, el
sistema político, la reputación de la nación a
nivel mundial, el himno nacional, la bandera, el escudo de armas, la cultura,
las letras, y los habitantes de esa Patria, entre otros. Idealmente cada
uno de esos símbolos que dan existencia y representatividad a la Patria
se defienden hasta con la vida si es necesario, y se respetan con solemnidad y
fervor patriótico.
Hay algunos países más patrióticos
que otros. Siempre se observa y se dice que los nacionales de Estados
Unidos son por lo general muy patrióticos. Esa
virtud patriótica de los norteamericanos es un legado valioso y
poderoso que viene del ejemplo sublime de los Padres fundadores de su Patria, y
ese legado se transmite de generación en generación; de
abuelos a padres, a hijos, y a nietos; y nunca se acaba. Es un legado está basado
en principios sublimes de libertad, de co-existencia, y de valores humanos y
morales puros e inmaculados. Los Padres fundadores de la Patria actuaron
con total ausencia de intereses personales, bregando y legislando en beneficio único de
la Patria, sentando para siempre sus cimientos y su definición y
fundamento filosófico y jurídico para la posteridad. Para desempeñarse de
esa forma hay que poseer mucha virtud y valor patriótico.
En la historia de Panamá también han
existido muchos personajes que han dejado un importante legado tras su desempeño patriótico pulcro.
Muchos de los próceres son recordados por esa virtud y ese
desempeño. Tras ese desempeño
demostrado es que Manuel Amador Guerrero lideró los
destinos de la naciente Nación por primera vez. Ascanio Arosemena
ofreció su vida junto a mucho de sus compañeros, en
despojo total de todo interés personal y guiado por un profundo y
poderoso sentido patriótico y de justicia. Don Guillermo
"Billy" Ford y muchos otros héroes patriotas
comprobados arriezgaron todo lo que tenían; su caudal y
bienes personales, su seguridad e integridad física
personal y hasta la de sus familias, por alcanzar mejores días de
paz, decencia, honor, democracia y justicia en nuestro país.
Todos ellos (y muchos más) nos han dejado un legado invaluable que
hoy en día gozamos. (Que lo hayamos sabido aprovechar o no,
precisamente por presencia o ausencia de valor patriótico, es
otra cosa).
El Canal de Panamá fue
entregado de manera programada, honorable y sin trampas a Panamá, por
parte de los Estados Unidos. Doce años han pasado
desde entonces y los panameños, en lugar de transformarlo en un botín del
cual echar mano, no solo lo han mantenido sino que además han
mejorado su eficiencia y funcionamiento, y ahora lo están
ampliando. Sus réditos monetarios han sido entregados de manera
transparente y honorable al pueblo panameño, sin
desmejorar la calidad de servicio y beneficio que se le brinda el mundo entero.
Esto se ha logrado a través de sendos modelos de administración
profesional por parte de panameños, pero también
gracias a la visión y gestión orientada con sentido patriótico que
solo anhela el buen prestigio y el bienestar común panameño.
La idea también es que esos modelos fueran copiados por las esféras de
administración pública y privada en el resto del país.
Pero no hace falta ofrecer la vida en
una batalla o administrar la empresa más grande e
importante del país para poder llamarse uno patriota. La vida nos
brinda de manera simple importantes oportunidades cotidianas de ejercitar,
demostrar y hacer crecer nuestro valor patriótico.
Todo acto de civismo, todo ejercicio del derecho ciudadano y todo acto de
obediencia a los deberes impuestos por la ley de la nación debe
ser inspirados por el sentimiento patriótico. Todo
actuar, desde mantener la limpieza y el ornato del entorno público,
hasta elegir correctamente a la hora de emitir el sufragio, debe verse
inspirado por el uso meditado y reflexivo del valor patriótico.
Si no cuidamos lo que tenemos, cualquier día
podemos perderlo. El Patriotismo es necesario para preservar y mejorar
ese legado valiente y valioso que nos dejaron todos los próceres y
actores patrióticos de nuestra nación.
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