jueves, 29 de octubre de 2015

Día 8: Vacaciones en Familia - Acuario de Boston y The Chart Room


New England Aquarium

Nos gozamos la habitación del hotel Marriott Long Wharf, Gabriel se dió un baño calientito de espuma y sobre ese día puedo decir que nos tomamos las cosas con un poquito más de calma, pero solo un poquito ya que igual salimos a recorrer desde temprano ;-). El pronóstico del tiempo seguía anunciando más temperaturas bajas y lluvias motivadas por el Huracán Joaquín.  después de desayunar nos fuimos al New England Aquarium que queda frente a la entrada del Marriott, al lado del teatro iMax (confieso que con el frío y el viento, se sintió más lejos de lo que realmente es) es muy divertido incluso desde afuera se puede ver a las focas nadando.

Tan pronto entras al acuario te recibe el área de los pinguinos, como era temprano (Fuimos de los primeros en entrar) los estaban alimentando y les limpiaban el agua y las rocas, son súper tiernos y se puede ver como los bebés están en un área aparte. El acuario tiene una pecera gigantesca en todo el centro y la forma de recorrerlo es circular por dos rutas: en una puedes ver las distintas especies marinas en tanques separados según los requerimientos de cada especie, hay especies hermosas y otras impresionantes como la de Brasil que tiene una serpiente anaconda, así como la de especies de Centroamérica donde vimos a nuestras vecinas las ranitas doradas.

Pinguinos - New England Aquarium

Al llegar al último piso está el tanque abierto y vimos cuando los alimentaban: las tortugas gigantes (Myrtle y sus amigas) estaban disfrutando sus lechugas y coles de bruselas, la bióloga nos contó que estas bellezas comen 5 veces al día y también les dan pescado para que tengan su proteína. También fue muy interesante ver a los buzos bajar a dejarle comida a los otros animales que se quedan en lo profundo y también limpiar él área.
 
New England Aquarium
Para bajar usamos la rampa interna la cual va junto al tanque gigante y es divertido ver pasar las tortugas, las manta rayas, y todas las diferentes especies (incluyendo al buzo).

Al llegar a la planta baja fuimos a ver a las focas que son un encanto y muy obedientes salían de la piscina porque también las estaban alimentando y haciéndoles sus chequeos médicos de control, esta área aunque es techada, en los costados es abierta y justo al lado del mar por lo que no duramos mucho en entrar ya que hacía frío, en la planta baja también fuimos a ver la piscina de las bebés manta rayas y bebés tiburones, los niños (y adultos) pueden meter las manos y tocarlas al pasar. El único detalle es que el agua huele a pescado ;-)

Antes de salir hicimos un recorrido por la tienda que está llena de peluches, libros y muchos recuerdos del acuario.  La verdad que al viajar con niños los acuarios son una buena inversión de tiempo, especialmente los de este tipo que están dedicados a ayudar en la conservación de las especies marinas. Mejor aún, si viajan en temporada de clima frío, no lo piensen dos veces y para mantenerse en temperaturas controladas pueden incluir este tipo de actividades en su plan.

Después del acuario, fuimos a hacer check out en el hotel y buscar el carro. Manejamos los alrededores de la ciudad y salimos hacia Cape Cod.  Fuimos nuevamente a Onset a visitar a nuestro querido Mark Salerno en su pizzería y luego seguimos hacia Sandwich a descansar ya que esa noche era la primera reunión-cena de mi esposo con sus compañeros de la academia.

Esa noche hacía mucho frío, aún así salimos a la cena con los compañeros de Carlos de la promoción  de 1990 de Mass Maritime Academy, inicialmente me preocupaba como se iba a portar Gabriel pues no quería incomodar a los demás, pero fue mejor de lo que me esperaba. El fue muy elegante y a todos en el restaurante (en su mayoría mucho mayores que nosotros) les llamaba la atención ver a este pequeño caballero.
Gabriel con los músicos (La foto está en mala calidad)

El restaurante se llama “The Chart Room” El lugar es hermoso, muy elegante ubicado en Red Brook Harbor en la localidad de Cataumet justo en el club de yates. El lugar tiene una ubicación privilegiada aunque un poco difícil de llegar. Es un restaurante estacional que abre en junio y cierra en Columbus Day, por lo que fuimos afortunados de poder ir ya al final de la temporada 2015.  Lo mejor del lugar además de la comida y el tremendo ambiente, fue la música en vivo: un pianista, un contrabajo y una cantante, todos calculo que arriba de los 70 años de edad, pero con un espíritu fabuloso. Después de cenar y en vista de que la tertulia seguía, Gabriel y yo nos fuimos a ver a los músicos que nos invitaron a sentarnos cerca ya que se percataron de que mi pequeño con unos crayolas llevaba el ritmo mientras hacía el gesto de tocar tambor. Fue muy divertido y cuando nos íbamos prácticamente nos tocó despedirnos no solo de los amigos de la academia de mi esposo, sino también de las personas que estaban en las mesas aledañas al área de los músicos porque ya prácticamente nos conocíamos. Todas las personas en el lugar fueron muy amigables.

Y así de camino a casa Gabriel se durmió en el asiento trasero del carro y durmió hasta el día siguiente.

Saludos,

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