Continuamos
con la busca de un buen Pinot Grigio.
Esta es una nueva temática en este año 2016, y pienso que si me apresuro
a probar dos de estos vinos por mes, habremos probado unos 24 Pinot Grigios en
este año. Me parece justo; sobretodo que
les recuerdo, como habrán leído en mi primera reseña sobre este tema, que Pinot
Gris es una de los varietales más discriminados por mi, en mi paso por esta
vida de los vinos. Cuestión de
gustos.
Veamos este
segundo ejemplar. Observen bien: no es
un Pinot Grigio italiano. Es un Pinot
Gris de de uvas cultivadas y cosechadas en Chile, al que su productor, Concha y
Toro ha decidido llamar por su nombre en italiano, Pinot Grigio. Las etiquetas en esta botella no especifican
de qué parte de Chile provienen estas uvas; solo indica Chile.
2015 Casillero del Diablo Reserva,
Pinot Grigio, Chile:
Lo obtuve en
el supermercado por $8.59. Contiene 12% de alcohol por volumen. De salida el color es un buen indicador; un
tono verdoso muy pálido, con ribetes grises.
Eso es lo que se espera de un buen Pinot Gris: su tonalidad grisasea,
como el nombre indica. Esta botella no
trae corcho. Viene cerrada con tapa de
rosca. Después de hora y media de
abierta, el vino aun continúa bastante recatado en la nariz. Su intensidad de aromas va de discreta a
mediana, mostrando clara sensación a peras verdes, hierbabuena y pizarra.
Se presenta
muy bonito en boca, queriendo mostrar su acidez casi desde el comienzo, también
málico y afrutado. Sensación sutil a
vinagre con tarragón, al comienzo, en el buen sentido, mostrando un cuerpo
bastante presente y denso. No es ni
áspero ni sedoso. Muestra buena redondez
en su avance hacia el tercer quarto, en donde muestra su acidez
considerablemente brillante y chispeante, siempre con las mismas notas málicas
a pera, a tarragona ,hierbabuena y mostaza.
Esa misma acidez se enfoca muy bien hacia un final bastante sostenido,
brillante y apetitoso.
No hay
elegancia en este vino. Muchos paladares
lo encontrarán muy sencillo y hasta algo monótono. Para mi, sus atributos son: su franco
carácter de Pinot Gris, que comienza desde su color, y se disfruta claramente
en nariz y en boca, sin maquillaje, sin pretensiones, y sin madera, por
supuesto. Con los ojos tapados, este
varietal sería muy fácil de identificar.
Es un vino seco, voluminoso, amplio en el medio y enfocado al comienzo y
al final. Abre muy bien el apetito,
gracias a su apreciable acidez, y en efecto pienso que maridaría muy bien con
pescados de carne blanca, con ceviche, con pastas al óleo, y con moluscos de
concha. También con quesos de cabra u
oveja.
Kudos a este
gran productor chileno, Concha y Toro, por ofrecer esta importante uva de una
manera muy franca. De no ser por esta
Serie en mi blog, creo que jamás lo hubiera comprado, y hoy, en este artículo,
lo estoy recomendando. De mi parte, 85
pts.
Su relación
precio vs. desempeño es muy buena, y es un orgullo americano, chileno, nuevo
mundo, con bonita mineralidad de suelo, y calidad del nombre Concha y Toro que
como todos sabemos, es siempre creciente.
Salud a todos!
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