Aunque ya he escrito sobre algunos vinos, con esta pieza inicio con gran gusto y fascinación la Series – Sr. Vino. El tema de los vinos es casi tan vasto como el universo y la civilización en si. Hay tanto que escribir y que decir; pero he decidido iniciar la serie reflejando en el aspecto relacionado al “carácter” del vino. Y ¿por qué el carácter del vino?
Carácter es un simple pero importante atributo en el vino. Algunos vinos se destacan por su carácter; otros no. Carácter se refiere a las características típicas del varietal que primordialmente constituye el vino.
Primero conoscamos lo que es un vino varietal, o monovarietal. Se trata de un vino elaborado de solamente una cepa. Lo opuesto o diferente al varietal viene siendo un cupaje, o ensamblaje, que es un vino constituido por más de una sola cepa. Los cupajes pueden demostrar carácter también, cada vez que la cepa predominante, o cada una de sus cepas compontes demuestren claramente sus razgos conocidos.
El carácter en un vino es notorio, no solo en su perfil de sabor, sino también en sus aromas y aveces también en su color. Carácter es un atributo fenomenalmente útil cuando estamos ante una cata a ciegas. Muchas cosas sobre un vino se pueden intuir tras identificar su carácter; obviamente la cepa o cepas presentes; luego la región de la que puede proceder, dadas la cepa o cepas. Vinos de poco carácter dicen muy poco sobre el perfil de la uva de la cual proceden.
Menciono ejemplos específicos:
Sangiovese: Varietal comunmente utilizado para producir Chianti y vinos de otras regiones famosas de Italia. Usualmente produce vinos de entre ligeramente mediano a mediano cuerpo, y entre mediana a elevada acidez. Produce aromas y sabores que evocan a la cereza negra, especias, notas ahumadas, notas herbáceas, nueces, cobre, tomate, y sangre.
Merlot: Normalmente produce vinos de gran cuerpo, y de baja a moderada acidez. Son vinos jugosos, con pulpa, aterciopelados, aciruelados, violetáceos. Sin embargo, añade suavidad y cedosidad a los cupajes clásico de Bordeaux.
Garnacha: Es típicamente el varietal favorito de este servidor. Se puede considerar como el más liviano de los “super pesados”, osea, son vinos de bastante opulencia, cuerpo y dimensiones. Normalmente de baja a moderada acidez. Aveces produce notas a carne de caza, fresas, frambuesas, especias, pimienta, y casi siempre se encuentra presente en mixtura, y se utiliza en vinos muy aristocráticos, como el Gigondas, Priorat, Châteauneuf-du-pape, Bandol, Banyuls, etc.
Syrah o Shiraz: Es típicamente el varietal favorito de mi esposa Concepción. De mayor peso y cuerpo que la garnacha. De más acidez que la garnacha, osea, de moderada a alta. Características oscuras y tánicas, con notas ahumadas y a especias, chocolate, violetas, grosella, mora, y aveces casis. También suele ser uno de los componentes de los grandes Gigondas y Châteauneuf-du-pape; y como varietal en St. Joseph, Cornas, Hermitage, Crozes-Hermitage, Côte Rôtie, etc.
Mourvédre: (Acá aveces le decimos de cariño, Mouvedra) es más pesada y acuerpada que las últimas dos que aquí menciono. También posee de alta a muy alta acidez. Normalmente deriba en notas a carnes de caza, a establo, estiercol, notas herbáceas y apimientadas, moras, y trufas.
Cabernet Sauvignon: Considerada la reina de las uvas rojas, usualmente ofrece lijeramente más acidez que la Merlot, pero igual peso y cuerpo. En tiempos medievales se creó esta cepa al cruzar Cabernet Frank y Sauvignon Blanc. Normalmente ofrece claras notas a grosella negra, decididas notas a pimentón verde (o pimentones), eucalipto, cedro y tabaco. Suele ser tan específica que es relativamente fácil de identificar a ciegas.
Pinot Noir: Usualmente su color rubí brillante y traslúcido te lleva en esta dirección. Es fragante, floral, con notas a cerezas, grosella roja, frambuesa; también delatantes notas a carne o ave de caza, grasa de tocino (bacon), y aveces champignon. Es de moderada a alta acidez, y de cuerpo liviano a casi medio.
Sémillon: Es tal vez mi cepa blanca favorita. Produce vinos de alta a muy alta acidez, y es tal vez la cepa blanca que produce los vinos más pesados y acuerpados. Suele ser cedoso, aveces amielado o casi aceitoso, suculento, cítrico, pero además con delatantes notas a higo, lanolina, y notas exóticas y aveces a acacia blanca. Esto describe el carácter de Sémillon en su estado vinificado normal; sin embargo esta cepa es muy utilizada para crear algunos de los mejores vinos para postre del mundo (como el archi-famoso Château d’Yquem). También ostenta la importante distinción de ser una de las cepas presentes en el Bordeaux Blanc.
Chardonnay: La reina de las uvas blancas. Produce vinos de cuerpo mediano a completo. Usualmente su perfil de sabor es muy redondo y completo, con notas a manzana amarilla y manzana madura. Su color achampañado lo delata también. Es muchas veces una cepa presente, o cepa única en la champagna. Reina soberanamente en California, donde produce un estilo más parecido al Meursault, amantequillado. En cambio, en Chablis, es más crespo y muestra su acidez. Debe ser de acidez alta. Cepa única en la producción de Pouilly-Fuissé, Meursault, Puligny-Montrachet, Côte de Beaune, etc.
Garnacha Blanca: Usualmente debe ser más lijera que la Chardonnay. Esta es otra de mis variedades blancas favoritas. Produce vinos elegantes, de perfil neutral, aunque es de muy alta acidez. Suele ser un vino cedoso, fresco y afrutado. No tal facil de identificar, no muy común de encontrar, pero presente en el importante Châteauneuf-du-pape blanco. Básicamente Francia y España son sus productores.
Sauvignon Blanc: Es aromático, claramente herbáceo, con aromas a cesped recien cortado, lima, limón, elderflower, y gooseberries. Un estilo muy relevante en el desarrollo de esta cepa es el producido en New Zealand, y son vinos de gran desarrollo en su acidez, su frescura, y su sensación crujiente y crespo. Esta cepa también ostenta importancia y distinción especial al ser el componente único en los vinos de Sancerre y Pouilly-fumé; y socia con la Sémillon en la producción de Bordeaux Blanc y algunos vinos para postre.
Albariño: La más liviana y lijera de las cepas blancas que he mencionado aquí. Es de moderada acidez, paladar crespo, extremadamente aromática, notas a albaricoques, apricots, melocotón. Su color es un champaña claro y brillante, aveces con lijero borde verde. Su carácter es estupendo para maridar con moluscos de concha.
En resumen, carácter de varietal se refiere a las características únicas y distintivas de una variedad de uva. Por lo tanto, cuando usted escuche a alguien dar muestras de admiración ante el carácter y la franqueza de un vino, evidentemente se refiere a su tipicidad de varietal, y a su clara y franca habilidad para mostrar su identidad. No es un vino que trata de ser lo que no es. No es un vino que engaña. Es franco. Salud y armonía a todos!
De solo leer Chardonnay y Albariño, ya me apetece. Sobretodo con el calor que está haciendo, nada mejor que un vinito refrescante para dominguear :-)
ResponderEliminarEste ha sido mi fin de semana de vinos blancos. El viernes que fuimos a cenar, tomé Verdejo. Ayer, Albariño. Hoy he dominguero con Viognier, que no se siente muy relajan, pero está bien, porque estoy blogueando :)
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