Esta
noche tuve un "date" con mi esposa.
Cenamos en el restaurante "Tastes", del Hotel Riu, y ordené
una botella de 2009 Louis Latour Chablis.
No soy muy amante de este productor, pero definitivamente sí de esa área
de la Borgoña. Luego, tweeteando con un
buen amigo, me dice algo asi como: "¿Chablis? Hubiera pensado que con tu
estilo estarías tomando algo mejor".
En
verdad, en nuestro continente americano, en los años 1970's y 80's, y sobre
todo en nuestros países pobres, Chablis fue portador, por mala suerte, de un
mal nombre (o uno mediocre). Y no hay
tal cosa llamada "mala suerte".
En realidad se llama "Paul Masson". Este productor de vinos fue uno de los
pioneros en la viticultura californiana.
Masson migró de la región de Borgoña a California en 1878, y aquí
conoció a Charles Lefranc. Juntos
iniciaron su empresa vinícola que hoy en día se conoce como Paul Masson
Winery. Por algún motivo, Masson produjo
y mercadeó desde California vinos etiquetados con nombres como:
"Champaña" y "Chablis".
Hoy en día a los vinos de Paul Masson se les recuerda como "jug
wine", o vinos de garrafa.
Entonces
¿Qué es Chablis? Chablis es la
sub-región más norteña de Borgoña, ubicada bastante al Norte de Cóte d'Or y el
resto de Borgoña. Es curioso, y para que
se hagan una idea clara, que Chablis se encuentra más cercana a la región de
Champagne (como a 20 millas) que al resto de Burgundy (unas 60 millas). No solo la distancia separa a Chablis del
resto de su región de estirpe, sino que además es una sub-región con características
muy únicas y especiales, tanto en terreno como en microclima.
También
es curioso que Chablis era muy famoso en el mundo desde finales del siglo XIX,
y ya no lo es. Este fenómeno obedece a
dos razones. Primero, ha habido una
enorme proliferación de países que producen la uva chardonnay en el mundo (más
de una docena), y segundo, Chablis dejó de ser "la tiendita" favorita
de vinos en París. Hoy en día, y gracias
a los avances en transporte y comunicaciones, centenas de productores del Sur de
Francia compiten por cautivar el sediento mercado de vinos de Paris.
En
verdad, Chablis es de los vinos menos comprendidos en el mundo. El microclima
de esta región es más bien húmedo y frío, y para colmo sus terrenos de piedra
caliza y barro aportan en el logro de vinos que pueden poseer una acidez muy
elevada, y características metálicas y de mayor mineralidad que chardonnays
originarios de otras regiones. Pero no
todo es negativo; estos sabores fósiles y calizos de Chablis muchas veces se
conjugan con más tenues sensaciones a miel, y esto puede propiciar efectos
sensacionales. Eso es precisamente lo
que encontré en mi copa esta noche.
Clásicamente,
muchos Chablis son elaborados enteramente en barriles de acero inoxidable, o
barricas de madera neutral, de tal manera que poseen muy poco (o nada) de esas
sensaciones a roble y a vainilla que se nos ha acostumbrado a pensar que son
pertenecientes de la uva chardonnay. Sin
embargo, sí existen algunos dominios en
Chablis que fermentan en acero inoxidable y luego proceden a exponer sus vinos
a un breve añejamiento en pequeñas barricas de roble, con el propósito de
añadir sabores más profundos a sus vinos, y expandir en su complejidad. Chablis posee siete viñedos Grand Cru, que
son Blanchot, Bougros, Grenouvilles, Les Clos, Les Preuses, Valmur, y Vaudésir;
y diecisiete Premier Crus (muy conocidos).
Estos vinos son únicos y muy fenomenales; sobre todo en comparación con
más básicos Chablis, como el que consumí esta noche. Su precio, un poco elevado. ¡Salud a todos!
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