domingo, 30 de marzo de 2014

Brunello di Montalcino... by Gaja


¡Qué maravilla es poder adquirir en Panamá los "Brunellos de Gaja"!  La Tienda Canavaggio, boutique especializada en la distribución de vinos de lujo y de uso diario de mucha calidad, ofrece al mercado panameño los Brunello di Montalcino del prestigioso productor piamontés Angelo Gaja. 

La magna casa vinícola Gaja es una de las productoras más tradicionales de Piamonte, fundada en 1859 por Giovanni Gaja, miembro de una familia de inmigrantes españoles a Italia.  Son famosos por su sublime producción de Barbarescos y Barolos.  Bajo la brillante dirección del prominente magnate de los vinos italianos, Angelo Gaja (bisnieto del fundador), Gaja se han diversificado hacia la producción de vinos de Brunello di Montalcino, y por supuesto, los "Super-Toscanos".   Don Angelo Gaja ha sido acreditado por haber desarrollado técnicas revolucionarias en favor de la producción de vinos en Italia; de ahí, en parte, la calidad fenomenal de todos sus vinos.   Se le conoce también como "El Rey de Barbaresco". 

En 1994, Gaja adquirió su primera propiedad en las tierras de Toscana, específicamente Pieve Santa Restituta, en Montalcino.  Esta hacienda, de unos 40 acres de extensión, recibe su nombre tras la iglesia parroquial (en italiano, pieve) de Santa Restituta, ubicada dentro de la propiedad de Gaja.  Gaja estrenó su producción en Brunello di Montalcino con su añada de 2005. 

De los Brunellos de Gaja, he tenido la inmensa fortuna de haber adquirido tres, a través de la boutique de Don Jack Canavaggio.  Estos son: el 2007 Brunello di Montalcino Pieve Santa Restituta, el 2008 Brunello di Montalcino Pieve Santa Restituta, y el más ostentoso  2008 Pieve Santa Restituta Sugarille.  Me queda por adquirir el Pieve Santa Restituta Rennina. 

En el marco de la celebración de los 40 años de mi amada esposa, el mero 26 de Marzo, cenamos ella y yo en el suntuoso restaurante El Bodegón.  Para tan importante ocasión, el vino de elección fue el joven 2007 Brunello di Montalcino Pieve Santa Restituta.  Debo mencionar que, como regalo especial de El Bodegón a mi esposa y a mi, recibimos la atención directa y especial del chef a nuestra mesa, quien nos envió manjares dignos de un rey (y una reina), y ubicados perfectamente a la altura de la hermosa producción de Gaja. 

El vino, que es 100% elaborado del varietal Sangiovese, como ordena la Denominación de Origen Controlada y Garantizada (DOCG) de Brunello di Montalcino, fue fermentado por cuatro semanas en cubas de acero inoxidable.  Luego obtuvo su añejamiento de 12 meses en barricas de roble de 1er, 2do y 3er uso, y 12 meses en botella. 

Siguiendo las recomendaciones de su autor, colocamos nuestro vino en un decanter ancho, a través de las manos expertas del sommelier de El Bodegón.  Ahí reposó unos 30 minutos antes de probarlo.  Las notas de cata del productor describen su color como un rojo rubí profundo que se disipa hacia un borde rosa oscuro.  Yo anoté un rojo cerezo viejo de mediana densidad y buen brillo.  Consideré en mis notas que por premura del tiempo, no pudimos decantar este jugo por un periodo adecuado, y que por lo tanto encontramos un vino un tanto cerrado.  Empero, anoté aromas a licor de cereza y aserrín.  El productor reporta aromas expresivos con notas a cereza, frutilla silvestre, hierbas aromáticas, y bayas de enebro.   Al paladar, el productor señala la expresión de taninos maduros, acidez integrada, estructura rica y un final prolongado.  En mis notas se hace alarde al hermoso desempeño de este vino en el paladar, por la manera en que se desenvuelve desde su entrada.  Demuestra complejidad increíble y mucha armonía entre sus multiples sabores.  Definitivamente que su estructura es admirable y larga, que al conjugarse con la fruta no consigue un vino necesariamente opulento o carnoso, sino decididamente elegante, armónico, exótico, complejo, y en constante ostentación de sus taninos maduros, sedosos y de redondo final.  

Cinco elementos muy valiosos se manifiestan durante la muestra de este vino: 1) Su hermosa acidez; elemento indispensable en el desempeño de todo gran vino.  2) Su carácter de varietal Sangiovese, con elementos cobrizos, sutilmente metálicos, y conjugados con la sensación a cereza. Esto envuelto en mineralidad única de las cuatro fincas de donde provienen sus uvas.  3) Su imparable evolución.  Este vino evolucionó en decanter y en la copa de manera sostenida durante las dos y media horas que duró nuestra cena.  Nos mostró tantas y tantas diferentes caras del mismo vino.  Esto fue algo muy romántico y fascinante.  4) Su valiosa habilidad para maridar con todos los platos, todas las salsas, y todas las sazones, incluyendo, por supuesto, los postres.  y 5) Su indudable potencial para ser guardado por al menos 12, tal vez 15 años.  Este vino, esa noche, aun era un niño en desarrollo.  De mi parte, de manera muy humilde y sincera, le otorgué 94 puntos. 


Confieso no ser un goloso de los vinos de Brunello di Montalcino (más prefiero sus grandes primos de Piamonte), pero este vino nos brindó una experiencia colosal e inolvidable, muy digno del 40 onomástico de mi hermosa señora, y con desempeño comparable al de un piamontés, o al de un premier cru de Bordeaux.  Creo que todos los días se aprende algo.  Loor al Sr. Gaja, y a Don Jack Canavaggio.  Salud a todos.


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