lunes, 24 de octubre de 2011

Marco Simoncelli


Esto es mi homenaje póstumo, y también la nota más triste que he redactado para este blog.  Personalmente, me interesé por las motos en 1999.  Fue en ese año cuando adquirí mi primera superbike, y comencé a seguir el épico deporte del motociclismo deportivo de velocidad, en la categoría máxima y más importante del mundo, que es MotoGP.  Muchos personajes heróicos han pasado por las pistas del mundo desde esas fechas.  Marco Simoncelli es uno de esos.

Nació el 20 de Enero de 1987 en Cattolica, Italia, y falleció trágicamente hace unas horas en el Circuito Internacional de Sepang, en el Gran Premio de Malaysia, tan solo minutos después del comienzo de la carrera.

Desde los 9 años de edad, Marco competía  en el Campeonato Italiano de Minimoto.  Esto corresponde a los años 1996 a 2000.  Conquistó dos campeonatos en esta categoría.  De ahí pasó a la categoría de 125cc, y en 2002 obtuvo el título en el Campeonato Europeo.  Debutó exitosamente en el Campeonato Mundial en 2003, y en 2004 ganó su primer Grand Prix, en Jerez.  En 2005 continuó corriendo en 125cc, terminando de quinto en el Campeonato, y abriendole la puerta para pasar a la categoría 250cc.

Hasta 2009 corrió con éxito en esta categoría intermedia, y en 2010 realizó su primera campaña en la categoría superior, corriendo nada menos que para el prestigioso equipo de San Carlo Gresini Honda Team (de Fausto Gresini).  2011 era tan solo su segunda temporada en la categoría superior de MotoGP, y el Gran Premio de Malaysia es el penúltimo del calendario anual.
 
El 23 de Octubre de 2011, al momento del accidente fatal, Marco iba de cuarto cuando perdió el control de la moto en una curva y tomo un giro incontrolado hacia la derecha, encontrandose en la trayectoria directa de Colin Edwards y Valentino Rossi, quienes venían batallando por la quinta posición.  Tras el impacto, Marco perdió el casco y su cuerpo cayó sin vida sobre la pista.

El motociclismo deportivo es un deporte muy peligroso que combina el coraje, los reflejos y la habilidad del piloto con el poder de una máquina capaz de acelerar de cero a 200 kilómetros por hora en 8 segundos, y de desarrollar velocidades en exceso de 340 kilómetros por hora.  El corredor arriezga su vida, y en condiciones ideales se observan maniobras hermosas, llenas de arrojo y pericia como muestra de talento, concentración y nervios de acero, para proveer un espectáculo deportivo lleno de emoción y competitividad.

Marco Simoncelli, "Super Sic 58" descansa en paz. 




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