A
las 1930 del viernes, nos dimos cita Concepción y yo en uno de los ambientes lounge más elegantes de la
Ciudad de Panamá. BARcelona de
TRUMP Ocean Club es el tiquete más caliente para un viernes en la noche, en
esta ciudad. El concepto
“experiencia de cena” es muy claramente ofrecido en este lugar. Se trata de un bistro con ambiente
contemporáneo y muy ámplio, que ofrece cena estilo tapas, a la carta, muy
completa; un bar, que además de licores premium presenta una lista de vinos muy
variada y bien pensada, tanto por copa como por botella; todo esto en el
ambiente romántico, cómodo, elegante y cerrado, pero además, la muy amplia
terraza al aire libre, con asientos tipo lounge, vista espectacular de
la ciudad en un piso 14, y música en vivo.
Pienso
que el énfasis de la experiencia brindada por BARcelona es en las sensaciones,
formuladas en principio por su fenomenal ambiente que ofrece amplitud, elegancia
y exclusividad; apoyada luego por excelente servicio profesional y
practicamente personalizado. Una vez
ubicados cómoda y agradablemente, lo siguiente es concentrarse en complacer al
paladar con sabores armónicos y una lista suficientemente amplia de vinos que
viene apoyada con las recomendaciones versadas del sirviente.
Concepción
comenzó con la sopa de lentejas, chorizo español y otoe, mientras que yo hice
lo mío con la ensalada de bacalao, tomate y aceitunas negras. Ambos acompañamos nuestras entradas con
una copa de Canals Nadal Cava Brut Reserva Rosé. Concepción se sintió facinada por el finesse y la armonía de su
plato, que le daba realce a los sabores aframbuesados y las finas notas a brioche y ligero gengibre que
ofrecía el cava en la copa.
Igualmente mi experiencia al conjugar los exóticos sabores de la
ensalada con el hermoso vino catalán espumante, de sutil y elegante estructura
de pinot noir, fue una de meditar y generar conversación tierna y delicada con
mi esposa mientras intercambiabamos miradas y expresiones de deleite y
bienestar.
Poco
a poco, continuamos nuestra experiencia con una orden de croquetas clásicas de
jamón para Concepción, y las almejas marinara para mi. El vino de elección fue La Crema Pinot
Noir de Russian River Valley. Las
croquetas eran generosas y hechas a la perfección, en su consistencia y
sabor. Las almejas son grandes,
osea bien grandes y bellas, ligeramente cocidas al vapor, y servidas en una
salsa marinara de tomarte, ajo y perejil (hasta donde pude notar). Ambos platos reflejaron armoniosamente
sobre el vino en la copa, y enriquecieron nuevamente el momento y nuestra
conversación.
El
tercer plato fue, en mi caso, las albóndigas en salsa campestre española, y
para mi señora, el trío de mini-hamburguesas con patatas fritas
parmesanas. El vino, Robert
Mondavi Cabernet Sauvignon, de Napa.
La juventud y la exuberancia de sabores a fruta silvestre y bayas
oscuras, con ligeras notas a chocolate oscuro, del cabernet, maridaron a la
perfección con las deliciosas albóndigas en salsa roja, y el trío diverso de sliders.
Degustamos,
departimos, y disfrutamos lentamente hasta que llegó la hora del dulce. Mi acompañante pidió tomar el postre
afuera en la terraza. Nos ubicamos
bajo el cielo estrellado y en compañía de buen jazz contemporáneo, y ordenamos
el arroz con leche al coco, y el churro español con salsa de chocolate caliente
y helado de vainilla. A esto
decidimos acompañar con una copa de Porto Fonseca Reserva 20 años. Tan solo esta parte de la cena nos tomó
al menos una hora de dulce sabores, conversación y cariño. Aunque Concepción y yo no lo hicimos,
el momento y el lugar era propicio para bailar una pieza o dos.
En
una ciudad que cuenta con una oferta gastronómica fenomenal, BARcelona se
destaca por su servicio profesional y suntuoso, en un ambiente sensacional y
elegante-intelectual y cómodo, que te lleva a disfrutar sin comer
excesivamente, ni gastar dinero de más, y a enfocar tus sentidos en el momento,
los sabores, y la compañía que decidas traer contigo. En nuestro caso nos envió felizmente a casa y lo demás es
historia. Es una experiencia
altamente recomendada para quienes vivimos en esta metrópolis, y para quienes
nos visitan, y debe ser insignia de orgullo y caché. Muchas gracias TRUMP Ocean Club Panamá.
¡
Salud!
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