sábado, 5 de noviembre de 2011

Cine: A Better Life



La última vez que escribí sobre una película en este blog fue hace 3 meses.  Hoy he visto este filme junto a mi esposa, y encuentro que es muy digno de mención.

A Better Life, antes que nada, es un hermoso homenaje a la paternidad responsable; asunto que hoy en día oímos mencionar más comunmente por su escacez, o cuando existe, no se le da el mérito que merece.  En este caso, no es sólo paternidad responsable sino paternidad solitaria.

Se trata de un jornalero, Carlos Galindo, inmigrante ilegal en el oriente de la Ciudad de Los Angeles, a cargo de su hijo de 15 años, nacido en los Estados Unidos.  Casos como este deben haber miles; centenares de miles tanto en el Sur de California, asi como en Texas y otros estados.  Pero la vida en esta sección de Los Angeles no es facil, y Carlos lo logra a punto del trabajo honrado y el ejemplo digno para su hijo, quien asiste a la escuela pública, rodeado de símiles envueltos en pandillas y consumo de drogas.

Resaltan bellamente en esta película los valores de este jardinero: la disciplina, el trabajo digno, la honradez, la bondad, la generosidad, el apego a los principios, a la cultura, y a las creencias religiosas.  Otro valor que nos muestra esta película es la fuerte presencia cultural mexicana que existe en esa ciudad de California, muy similar a la comunidad cubana en Miami.  También es muy bonito ver la relación padre-hijo, con un chico que se encuentra en plena edad rebelde.  Esto lo digo como padre que soy de uno de 15.  Un bono más en esta película: la hermosura de los paisajes naturales de este bello Estado de California.

Ante este panorama de status quo se avecina la adversidad, causada por la avaricia, la desesperación y la deshonestidad de otro.  Y, como la vida nos ha mostrado a muchos de nosotros, a menudo, si de algo sirve el trago amargo de la desventura en todo caso es para unir a la familia o a los que te quieren.

De ahí en adelante es poner atención a los detalles de cómo este personaje y su hijo luchan por salir de la desdicha.  Al final, la historia toma un rumbo aún más duro, y de ahí brotan a relucir nuevamente los principios morales y humanos de padre y de hijo, dándonos una demostración de lo valioso y poderoso que es el lazo paternal.

Subrayo que el filme es un bonito y agradable enfoque al valor paternal, pero les advierto lo siguiente: si algún día tienen ganas de llorar y no pueden, simplemente sientense a ver este filme con atención, y verán como su corazón se manifiesta a través de sus ojos.  Es muy bonito.  A Concha y a mi nos gustó.

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