La
última vez que escribí sobre una película en
este blog fue hace 3 meses. Hoy he visto
este filme junto a mi esposa, y encuentro que es muy digno de mención.
A
Better Life, antes que nada, es un hermoso homenaje a la paternidad
responsable; asunto que hoy en día oímos mencionar más comunmente por su
escacez, o cuando existe, no se le da el mérito que merece. En este caso, no es sólo paternidad
responsable sino paternidad solitaria.
Se
trata de un jornalero, Carlos Galindo, inmigrante ilegal en el oriente de la
Ciudad de Los Angeles, a cargo de su hijo de 15 años, nacido en los Estados
Unidos. Casos como este deben haber
miles; centenares de miles tanto en el Sur de California, asi como en Texas y
otros estados. Pero la vida en esta
sección de Los Angeles no es facil, y Carlos lo logra a punto del trabajo
honrado y el ejemplo digno para su hijo, quien asiste a la escuela pública,
rodeado de símiles envueltos en pandillas y consumo de drogas.
Resaltan
bellamente en esta película los valores de este jardinero: la disciplina, el
trabajo digno, la honradez, la bondad, la generosidad, el apego a los
principios, a la cultura, y a las creencias religiosas. Otro valor que nos muestra esta película es
la fuerte presencia cultural mexicana que existe en esa ciudad de California,
muy similar a la comunidad cubana en Miami.
También es muy bonito ver la relación padre-hijo, con un chico que se
encuentra en plena edad rebelde. Esto lo
digo como padre que soy de uno de 15. Un
bono más en esta película: la hermosura de los paisajes naturales de este bello
Estado de California.
Ante
este panorama de status quo se avecina la adversidad, causada por la avaricia,
la desesperación y la deshonestidad de otro.
Y, como la vida nos ha mostrado a muchos de nosotros, a menudo, si de
algo sirve el trago amargo de la desventura en todo caso es para unir a la
familia o a los que te quieren.
De
ahí en adelante es poner atención a los detalles de cómo este personaje y su
hijo luchan por salir de la desdicha. Al
final, la historia toma un rumbo aún más duro, y de ahí brotan a relucir
nuevamente los principios morales y humanos de padre y de hijo, dándonos una
demostración de lo valioso y poderoso que es el lazo paternal.
Subrayo
que el filme es un bonito y agradable enfoque al valor paternal, pero les
advierto lo siguiente: si algún día tienen ganas de llorar y no pueden,
simplemente sientense a ver este filme con atención, y verán como su corazón se
manifiesta a través de sus ojos. Es muy
bonito. A Concha y a mi nos gustó.
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