El
artículo #29 de esta serie va dedicado a la virtud familiar, y al valor de la
familia. La familia es una misión en la
vida, y una vez optada, es una importantísima e irrenunciable responsabilidad. Este lazo natural entre humanos de la misma
descendencia, nutrido y apoyado por una gama amplia de valores humanos,
morales, culturales y tradiciones, garantiza la permanencia y la
perpetuidad de la sociedad y la coexistencia civilizada entre los seres
humanos.
Tratemos
de develar un poco las bases humanas que sostienen esta célula básica de la
sociedad. En Diciembre de 2011, dentro
de esta serie publiqué una reflexión sobre la virtud maternal. Luego en Junio de este año enfocamos sobre el
valor paternal. La maternidad es ahí
descrita como un don, una gracia, un misterio y un milagro. Ninguno de esos cuatro atributos es cosa
simple, asi como la maternidad es algo tan especial. En el artículo sobre la paternidad reflejé
más sobre los elementos bioquímicos y psicológicos que evidencian a la paternidad
y su funcionamiento como una vocación y una virtud, asi como lo es el ser
madre. Juntas, estas dos funciones
básicas en el hombre y en la mujer hacen que todo lo que uno como individuo
desempeñe en la vida va encaminado a una realización ulterior y una razón
autopotentada, que es el tener hijos, establecer una familia, y hacerla crecer
y rendir frutos y logros de todo tipo, idealmente siempre para bien. El camino para lograr esta obra es uno largo,
complejo y hermoso; dotado de momentos memorables, angustias, dolor,
sacrificio, amor, ternura, trabajo, satisfacciones; y es algo que transcurre a
lo largo de toda nuestra vida. Al final
queda una obra de arte, o mejor digamos... de logros, que es nuestra familia.
Según
la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la familia es el elemento
natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la
sociedad y del Estado. Ser padres es una
función vital y fundamental dentro del desarrollo de la familia, pero no lo es
todo. Dos esposos fundan una familia que
idealmente ha de traer hijos al mundo y al núcleo familiar. Los hijos pasan a ser miembros de esa familia
y también adquieren derechos y deberes dentro de la misma. Muchas religiones definen las obligaciones de
los hijos hacia sus padres, sus abuelos y la familia. También la imagen, el apoyo y el reflejo de
los abuelos es muy importante para el resultado final de esa familia.
Según
la doctrina cristiana, no solo Dios ofreció a su Hijo Jesús para mostrar a la
humanidad el camino del bien que conduce a El, sino además, dentro de sus obras
está como legado el modelo de la Sagrada Familia. Es el modelo que toda familia debe
imitar. La razón no es solo un asunto de
fe sino también lógica. El perpetuo
funcionamiento de la Sagrada Familia es apoyado en una serie compleja de
valores que incluye muy fundamentalmente el respeto, el amor, la obediencia, la
paz, la fidelidad, el honor familiar, la doctrina religiosa, la oración, la
educación, la unidad, la moral, el trabajo honrado y muchos otros. ¿Pueden ustedes visualizar una familia
funcional con la ausencia de esos elementos?
¿Observan ustedes esos pilares en las familias de hoy en día?
A
lo largo de la historia de la humanidad se ha observado que el mal ha enviado
ataques directos a la institución familiar con el propósito certero de mermar o
controlar a la clase humana. Herodes
ordenó la matanza de los recien nacidos y menores de dos años en Belén para
tratar de prevenir el nacimiento del Mesias.
Virtualmente todas las guerras han desfigurado y en muchos casos
cercenado a la familia y su normal funcionamiento. Los nazis separaban a los hombres de sus
mujeres, y más adelante, a estas de sus hijos, y los exterminaban por separado. Dentro de la realidad pragmática del
comunismo, el Estado, para controlar a la sociedad, separaba al bebé de la
madre a partir de los dos o tres meses de edad, y los indoctrinaban de manera
especial desde entonces. En las decadas
de 1970, 80 y 90, cuando se ha registrado problemas más serios de consumo de
drogas en la sociedad, se observa cómo ésto ataca y destruye a la familia de
manera directa. Los hijos roban, abusan
y amenazan a los padres en su desesperación por obtener dinero para su consumo
de drogas. Lo mismo sucede cuando son
los padres quienes tienen un problema con drogas. De tal forma que en favor del mal, el
mecanismo es muy claro: mientras más rota esté la familia, y más alejado los
hijos de sus padres, por las circunstancias que sean, peor es el resultado
final. La familia que en principio
comenzó dentro del ideal humano de dos personas se convierte entonces en un
arma mortal; un semillero fértil para el germen del mal; la familia ante la
sociedad se convierte en el origen del mal.
En
la actualidad, gracias a Dios el nazismo, el fascismo y el comunismo son
relativamente no-existentes. El problema
de las drogas persiste, pero ahora no parecen ser tan accesibles como era en
las décadas anteriores (aunque sí en países como México). Pero existen otro factores de inciden y
tienen éxito en anular a la familia y a su vital función. Como resultado, se observan alarmantes,
escalantes e incontrolables índices de violencia en la sociedad, en todas
partes. Disfunción paternal y disfunción maternal trae como consecuencia
disfunción familiar, que más adelante trae como resultado disfunción de la
sociedad y de la civilización. ¿Cuales
son esos otros factores que triunfan con tanto poder y éxito en cercenar a la
virtud y la función natural de hombres y mujeres, y los separa de la paternidad
y la maternidad genuina y auténtica, y luego afecta a la familia, y luego a la
humanidad? Yo prefiero no mencionarlos
en este artículo. Es mi prerrogativa
como autor el no señalar en este artículo esos vicios. También es la opción de cada lector el
meditar sobre eso y arribar a la conclusión correcta. La ausencia de la virtud Familia, en mi
opinión, es algo muy preocupante.
¿Pero
qué puedo hacer como individuo para ayudar desde mi perspectiva personal a
fortalecer y fomentar esta virtud? En
primer lugar, identifiquemos los conceptos básicos: la familia, asi como la
Sagrada Familia, está compuesta de los siguientes elementos vitales: un papá,
una mamá, y los hijos que de esa unión resulten. Exiten también familias que, por designios de
Dios, nunca lograron tener hijos, y de manera muy digna y ejemplar nunca han
dejado de ser una familia, y de gozar la vida de manera sana y ejemplar. Ahora ponganse la mano en el corazón, ante el
silencio de su propia intimidad, e identifiquen con honestidad las estadísticas
reales de cuántos hogares en las décadas de 1990 en adelante se fragmentaron a
causa del los efectos socio-culturales del vicio del machismo a los que fuimos
expuestos en las décadas anteriores (a esa).
Cuántos hogares en la actualidad y hacia el futuro se ven rotos o al
garete, a causa y efecto del vicio del feminismo, o a causa y efecto de ambos
vicios actuando a la vez. Está
comprobado que el Estado va a hacer muy poco (o nada) al respecto, excepto
intentar controlar los altos niveles de violencia que se dan de manera real
todos los días.
Uno
como individuo puede hacer muchas cosas.
Primero, meditar sobre esto e identificar ambas realidades: la buena y
la mala. Luego optar por la buena. Buscar rodearse y hacer amistad con otras
personas que poseen esta visión ante la vida y esta virtud de Familia. (Al mismo tiempo alejarse de aquellos que
prefieren seguir al garete en este aspecto, y que menoscaban y menosprecian el
valor real de alguno de los dos géneros).
En casi todos los casos, cuando de cultivar virtudes y valores se trata,
es necesario apoyarse y practicar otras virtudes. Un nutrido caudal personal de estas virtudes
inciden en la correcta salud mental y por consiguiente en las conductas óptimas
y deseadas; y luego en el éxito y la felicidad plena. Muchas de estas virtudes están explicadas en
este blog: Coraje, Lealtad, Espiritualidad, Integridad, Excelencia, Honestidad,
Sentido Común, Perdón, Visión, Adaptabilidad, Humildad, Transparencia,
Humanidad, Navidad, Responsabilidad, Maternidad, Reflexibidad, Discernimiento,
Honor, Paternidad, Ética, y otras.
He
aquí algunos tips que nos pueden ayudar a mejorar y fortalecer nuestra virtud
familiar:
-
Aprender. Hay muchas páginas y foros en
internet con valiosa ayuda sobre múltiples temas que tienen que ver con la
función familiar. Por ejemplo, cómo
acercarse y tratar a los hijos adolescentes (etc).
-
Tener el coraje de buscar ayuda. Es
cierto que hay muchos psicólogos deficientes en el medio que lo que logran en
realidad es el efecto contrario a lo deseado.
Pero eso no debe vencernos. Hay
otros profesionales con experiencia y conocimiento que pueden ayudar. También hay otros recursos, como consejeros
matrimoniales, espirituales, sacerdotes consejeros, etc.
-
El tiempo en familia vale oro. Fortalece
tanto la autoestima y el sentido de importancia y pertenencia en todos los
miembros de la familia, principalmente en los hijos.
-
La oración y el tiempo en familia son los dos antídotos más poderosos y
eficaces en contra de la corrupción, el mal, y todos los vicios que pueden
destruir a una persona y a la familia.
-
Inculcar, orientar y fortalecer la educación en los hijos. Educación es prioridad; no solo en los hijos
sino en uno mismo, a todas las edades, pero principalmente en los jóvenes hijos
que pueden tener esa oportunidad en ese momento precioso de sus vidas. En esto no se debe escatimar.
-
Fortalecer el matrimonio. La unión
original de esposo y esposa es la fuente por excelencia de tantas cosas
buenas. Hay tantas cosas provechosas que
se pueden hacer para respaldar y apuntalar la relación. En esto no se debe escatimar tampoco.
-
Ser concientes. El trabajo digno y el
éxito profesional son importantes, son fuentes de seguridad y de autoestima
también. Sin embargo pueden reñir de manera
severa y perjudicial con nuestro tiempo y nuestra función en el hogar.
-
Ilustrar a los hijos y a tu cónyuge con el buen ejemplo. Practicar la bondad, la generosidad y la
caridad delante de ellos. Trata a todos
como te gusta que te traten. Sin esta
práctica no puede existir ni pareja ni familia.
-
Ofrecer estímulo positivo. Premiar lo bueno. Premiar a los hijos. Premiar a la pareja todos los días si es
posible.
-
Diferenciar entre el buen padre y el "padre bueno".
-
Toda influencia y todo lo bueno y lo malo afecta en esta vida de nosotros hoy
en día. Los amigos que uno elige es algo
muy importante y delicado. Hasta el
nombre que uno elige para los hijos es algo importante en la vida, parece
mentira.
-
Jugar con los hijos. Llenar en alguna
medida el espacio de ocio de ellos, y que es natural y necesario en todo ser
humano. Involucrarse. Estudiar con ellos. Saber de manera discreta quienes son sus
amigos. Tratar siempre de entender lo
que los hijos esperan de uno.
-
Nunca renunciar a los roles. Cada uno
debe asumir con responsabilidad y dignidad su rol en la familia. Recordar que esto es una institución
establecida. El padre es la cabeza y el
jefe de familia. La madre es la reserva
moral y la fuente de paz y de ternura; es el soporte de la familia en tantos y
tantos aspectos. Y los hijos son los
hijos; son el proyecto actual y el prospecto individuo balanceado del futuro. Debe haber respeto en absolutamente todas las
direcciones y estos roles jamás deben confundirse. De lo contrario no hay virtud de
familia. El padre (o el padre y la
madre) jamás deberán abusar de su autoridad; eso es inaceptable. Sin embargo, la disciplina es fundamental en
TODOS los aspectos de esta vida. Si alguna vez se falta al respeto, luego para eso existe el perdón.
-
Los abuelos, los tíos, los primos, los padrinos, y demás miembros de la familia
son importantes. Pueden proveer apoyo en
un momento dado, y además aportan a ese sentido de familia, de pertenencia y de
autoestima. También proveen historia,
experiencia y tradición familiar. Es
importante para el sentido de identidad y la salud mental. Son lazos filiales que deben permanecer
fuertes y activos siempre.
-
Identificar los riezgos y los desafíos a la institución familiar. Esto incluye las redes sociales en internet,
la música agresiva, el exceso de televisión, o los programas inmorales e
inadecuados.
-
Establezcamos, fomentemos y practiquemos tradiciones familiares. Celebremos cada cumpleaños y cada motivo de
éxito, logro y satisfacción familiar.
-
Recibamos con regularidad los sacramentos del Espíritu Santo.
Busquemos,
fomentemos y desiemos la virtud humana de la familia. Inculquémosla en nuestros hijos y
nietos. Ésta es garantía de seres justos
y de paz para la humanidad.
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